El
día también amaneció muy fresco pero despejado. A los pocos km. de
salir y en plena carretera N-VI encontré el mojón que me indicaba
que faltaban 100 kms. hasta Santiago.
En
este punto se dejaba la carretera y al poco crucé el rio Parga por
un puente gótico.
Al
llegar a San Breixo de Parga me encontré con una chica neozelandesa
que me hizo esta foto:
La
dejé pronto atrás ya que el numero máximo de kilómetros que ella
hacía cada día eran 20.
El
camino aquél día era muy agradable ya que transcurría por senderos
entre árboles.
Pronto
llegué a Carballedo, donde la Sra. Mª Helena País tiene un punto
de apoyo al peregrino, que permitió que me pudiera imprimir el
billete de avión que utilizaría más tarde para volver a casa el
sábado. Aquel lugar estaba muy bien y la selora es muy amable y
ofreció un buen servicio. Me explicó que su hermana que vivía en
La Coruña también tenía fibromialgia.
La
iglesia románica de San Paio de Seixón.
Hasta
aquí el camino por senderos rurales y entre arboles fue cómodo y
bien, después comenzó a complicarse con subidas y bajadas por
asfalto, hasta llegar al Lago
y
Monasterio de Sobrado dos Monxes.
Y
sumé otros 41,3km.
En
aquel albergue fue donde más peregrinos había visto en todo el
camino. Muchos de ellos habían comenzado los dos últimos días y
habían hecho en dos etapas lo que yo en una. Fue la conclusión a la
que llegué por lo que hablé con algunos de ellos y con el
hospitalero. Este último era un empleado de los monjes y que lo
tenía todo bien cuidado y bien organizado.