Desayuné en el albergue con Ismael y salimos juntos de Zumaia, él en bicicleta y yo con mis bastones de NW, hasta la Ermita de Arritokieta que se encuentra camino de Elorriaga
Al
llegar a ese punto nos separamos. En poco más de 2 kms. me encontré
con que estaba a 200 m. de altitud. Hice 6 km. más y llegué a
Itziar (a 275 m.) para luego bajar a Deba, que estaba en fiestas.
Allí descansé un rato y recuperé la energía que me iba a hacer
falta, ya que era un día realmente caluroso. Después me enteraría
de que estábamos en plena ola de calor.
Salí
de Deba las 12 h. y anduve por fuertes rampas de subida durante 4 km.
hasta que llegué a la Ermita del Calvario (245 m.), donde realmente
comenzaría mi calvario particular y que duraría hasta las 18:30 h,
aproximadamente. Después de la Ermita del Calvario se sube hasta 300
m. de altitud para hacer una fuerte bajada hasta Olaz, donde encontré
un bar en el que pude hacer acopio de líquido. Allí me dijeron que
la temperatura era de 40 grados. La chica que atendía el bar era la
única persona que vi hasta que llegué a Markina, a excepción de
una pareja de peregrinos alemanes a los que adelanté después del
Calvario. Allí comenzaba nuevamente una fuerte subida, siempre por
caminos de bosque, que me llevó a Bizkaia (a 500m. de altitud).
El
calor era sofocante. Suerte tuve de las fuentes que hay en el camino.
Me paré a descansar tendiéndome en el suelo en casi todas ellas.
De
camino a Arnoate encontré fuertes bajadas que se alternaban con
igualmente pronunciadas subidas. Tenían todas mucha pendiente, o a
mi me lo parecían. Finalmente emprendí otra fuerte bajada hasta
Markina. Allí me dio la bienvenida la iglesia de San Miguel de
Arretxinaga, del siglo XVIII. Esta iglesia contiene 3 grandes rocas
en su interior que forman la capilla guardando equilibrio entre sí.
Hay varias leyendas sobre su milagroso origen.
Llegué
al Albergue donde me recibió Joan, un hombre de Mataró que me dijo
que estaba completo. Pero al verme tan deshecho me buscó un albergue
privado e hizo que la propietaria, Idoia, me viniera a buscar con su
coche. Y es que ya no podía dar un paso más. En aquel albergue
coincidí con tres parejas: una coreana, una italiana y otra
compuesta por un padre y un hijo de Barcelona.
Aquél
día, los bastones y la forma de caminar NW fueron determinantes.
Hice un total de 37.1 km. pero me parecieron muchos mas. Aquella
noche tuve un pequeño desmayo fruto del calor, aunque tengo que dar
gracias porque eso sería todo lo malo que me ocurrió en todo el
camino.
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