domingo, 28 de octubre de 2012

13ª ETAPA: LLANES – SAN ESTEBAN DE LECES 27.08.2012



Nuevamente salí del albergue antes del amanecer, y por la carretera AS-263 llegué a Poo. Allí no seguí lo que la guía me indicaba y tomé unas veredas junto al mar donde pude contemplar la salida del sol.



 Seguí andando y pasé por Celorio.


Y Barro.


A partir de allí la etapa se hizo más aburrida hasta llegar a Piñeres de Pría


desde donde se baja a Ribadesella.


Desde allí ya solo me faltaba subir hasta San Pedro. Después un fuerte repecho, cuando el final de la etapa estaba cerca y el camino se ponía difícil fue cuando más noté la ayuda de los bastones y la importancia de la técnica de la marcha nórdica (NW). Finalicé en Esteban de Leces habiendo cubierto 33,9 kms. más.


Llego el primero al Albergue, antes de que abran ya comienzan a llegar peregrinos entre ellos Iciar y Javier de Portugalete, él aficinado al futbol y simpatizante del Barça.




12ª ETAPA: SERDIO - LLANES 26.08.2012


Justo al amanecer dejé Serdio y me encaminé hacia Unquera.
Por primera vez tuve que ponerme un chaleco polar ya que al amanecer hacía frío. Lo más destacable de aquél tramo fue un sendero con maleza que no habían limpiado y que descendía vertiginosamente en su parte final que llevaba a la entrada de Unquera. Esta ciudad, entre otras cosas es famosa por un dulce de hojaldre “La corbata de Unquera” que está elaborado a base de harina de trigo, mantequilla, huevos, almendra y azúcar. Por supuesto que desayuné corbatas antes de cruzar el puente sobre la ría de Tina Menor, desembocadura del río Nansa, que me llevó a Asturias.


Ascendí por un sendero muy cuidado y empedrado. A mitad del ascenso me encontré con un señor alemán, de un pequeño pueblo fronterizo con Austria, de 75 años, que llevaba dos meses caminando por los Picos de Europa, enamorado de aquellos montes, con el que compartí un rato de conversación. Aquél sendero pasaba junto a una capilla de ánimas donde una inscripción en bronce marca la distancia hasta Santiago: 427 kilómetros.

A mi no me cuadraban los km. pero supuse que estaba, aproximadamente, en el “Ecuador del Camino”.

Desde aquella altura se podían ver los Picos de Europa.


El camino durante unos kms. se me hizo pesado al tener que hacerlo por carretera hasta que pasada la población de Pendueles tomé el GR-E-9, que me permitiría tener muy buenas vistas del mar. Pasados unos kms. un cartel indicaba que la parte de la costa en que me encontraba era conocida con el nombre de los Bufones de Arenillas. Se trataba de unas grietas o chimeneas abiertas en la costa y conectadas con simas marinas por las que el agua salada penetra a presión, formando surtidores de agua pulverizada que pueden alcanzar más de 20 metros de altura. Esto es así cuando se reúnen las condiciones adecuadas. Yo me quedé sin verlo.


El GR continuaba y unos kms. mas adelante llegué a Andrín, desde donde subí al mirador de la Playa de las Bellotas.

 Desde aquel punto, según la guía, lo mejor era ignorar la carretera y coger un sendero que a media ladera conducía, tras una gran vuelta, a la ermita del Cristo del Camino. Tenía razón en una cosa: “es una gran vuelta” interminable que no me aportó nada y las vistas de Llanes


no mejoraron sensiblemente desde ese camino. Se me hizo eterno, hacía calor, no había ni una sola sombra y mucho menos una fuente. Ideal como final de una etapa de 32,5 km.

La tarde la dediqué a pasear por Llanes y ver de cerca los Cubos de la Memoria en la escollera del puerto, de Agustín Ibarrola.

11ª ETAPA: CÓBRECES – SERDIO 25.08.2012



A las 6 de la mañana estaba lloviendo y yo ya estaba levantado. Creo que fui el primero, no había dormido bien. A las 7, sin haber dejado de llover, aún no había amanecido, pero yo comencé a caminar. Las primeras indicaciones amarillas del camino hacia Comillas costaban de ver. Los primeros 5 km. transcurrieron por un bosque de robles y hayas mientras caía una fina lluvia. Durante los siguientes 5 kms.  pasé por por Venta del Tramalón y su Iglesia.



Después, Pando y Concha y llegué a Comillas, una ciudad que tiene gran atractivo en su conjunto. Destacando la Universidad Pontificia,


El Palacio de Sobrellano



y el palacete bautizado como el Capricho, realizado por un joven Gaudí, que está revestido en gran parte con cerámica, con una estructura y torre con influencias orientales. Las fotos con el Capricho me las hizo una señora, Ángeles que paseaba con su perro y con la que conversamos sobre la obra de Gaudí.
 

Salí de Comillas y la ruta me llevó por Rubárcena y a cruzar el Puente de la Rabia, sobre la ría que le da nombre y que está formada por la desembocadura de los ríos Turbio y Capitán en el Parque Natural de Oyambre.


Continué el Camino y éste transcurrió por el campo de golf Santa María, diseñado por Severiano Ballesteros. Poco después el sol se abrió paso entre las nubes y llegué a San Vicente de la Barquera.


Para entrar en San Vicente se ha de cruzar el Puente de la Maza. Después de una visita a la ciudad volví al mismo punto para comenzar a subir, con los Picos de Europa delante y un fuerte viento.
Pasé por La Acebosa, Hortigal y Estrada, donde se encuentra una fortificación medieval de los siglos VIII y IX.


Poco después se volvió a nublar mientras llegaba a Serdio.


San Vicente desde Serdio. Como podéis comprobar, estaba muy nublado.


Serdio es una pequeña población de la Val de San Vicente. La persona encargada del albergue, la Sra. Enriqueta, era muy amable y atenta. El pueblo estaba en fiestas y la asociación de vecinos había preparado una paella que degustaron juntos en el local social y a la que la Sra. Enriqueta me invitó, lo acompañó de un chorizo a la sidra y de postre un flan de café. Todo ello hecho por ellos y delicioso. Muchas gracias.

Esto fue perfecto para recuperar fuerzas después de los 30,6 km. que había añadido a mi cuenta particular.
Aquél día por primera vez tuve que utilizar chándal porque hacía frío.

10ª ETAPA: BOO DE PIÉLAGOS - CÓBRECES 24.08.2012



También amaneció nublado. A la salida de casa de la Sra. Piedad con Andrea fuimos a la estación del FEVE, que estaba a pocos metros


y tomamos el tren hasta Mogro, donde reiniciamos el camino.


Se nos hizo agradable hasta que llegamos Cudón, donde después de cruzar la CA-232 nos encontramos con unas tuberías inmensas


de la química Solvay, que nos acompañaría durante varios e interminables kms. hasta llegar a Requejada. Al rebasar esta localidad cruzamos el río Saja y pasamos a Barreda donde estaba la fábrica de dicha empresa.


Una vez dejamos atrás la fábrica y la población de Queveda el tiempo mejoró y, por supuesto, el camino.
El siguiente pueblo que nos encontramos fue Santillana del Mar, que aunque no tiene mar bien vale una visita (Conjunto Histórico Artístico).


Por esta calle se sale de la ciudad:


Después de Santillana el camino continuó con frecuentes subidas y bajadas, dificultades que gracias a los bastones pude paliar.
En este tramo del Camino se pasa por diferentes municipios y lugares que son como mínimo curiosos, como la iglesia de San Pedro de Alfoz de Lloredo


y San Martín de Cigüenza.


Y desde aquí continué mi camino. El final me resultó muy pesado hasta llegar a Cóbreces y a la Abadía Cisterciense de Viaceli.


En la foto también se puede apreciar la colada de algunos peregrinos.
Para mí este albergue es el peor: sucio y dejado. Tratándose de una abadía no me esperaba algo así...
Porque había hecho 43,4 kms. y aún faltaban casi 12 kms. hasta Comillas, si no, no me hubiese quedado.


  

9ª ETAPA: HELGUERAS – BOO DE PIÉLAGOS 23.08.2012



Aquél día también amaneció nublado y a medida que el camino se alejaba de la costa iba incrementándose una fina lluvia que me acompañaría hasta medio día.

Salí muy pronto de Helgueras y dejé atrás a los alemanes, que tenían previsto salir sobre las 9. Estaba amaneciendo cuando dejé atrás la Playa de Tregandín



y entré en Noja pasando por la Iglesia de San Pedro.



El camino transcurrió por carreteras comarcales. La diferencia con los días anteriores era que prácticamente no había subidas pronunciadas. Pasé por varias poblaciones: San Pantaleón, Castillo, Meruelo, Bereyo, Güemes, Galizano y sobre las 14 h. llegué a Somo.





 Allí hube de tomar un barco que me llevaría a Santander.


  
Una vez en Santander, y como no quería quedarme en ella, tuve que cruzar toda la ciudad.


Y como con todas las ciudades grandes, se me hizo tedioso atravesarla. Una vez fuera, el camino no cambió demasiado con respecto a como había sido anteriormente hasta Stanta Cruz de Bezana.


Junto a la Iglesia de Santa Cruz había un letrero que indicaba lo que me faltaba hasta Boo de Piélagos.


Dado las horas que llevaba caminando se me hizo un poco pesado el llegar hasta allí.

Por estos lugares como en tantos otros del país hay urbanizaciones donde los habitantes son las vacas y algunas aves.

 Poco después llegué a Boo de Piélagos.

Allí el albergue que había era privado y más que albergue se trataba de un apartamento para peregrinos. El precio por persona en apartamento era de 12 euros. Incluía desayuno y las camas y literas estaban vestidas. Los apartamentos estaban equipados con cocina, nevera y lavadora. La propietaria, la Sra. Piedad, era una persona más que amable y trataba con mucho cariño a los peregrinos. Gracias Señora.
La casa de la Sra. Piedad.


Aquí coincidí con un par de chicas de Madrid, un joven italiano llamado Andrea y Jesús, un gaditano que caminaba pocos kilómetros cada día. Concretamente me dijo que la etapa que yo había hecho aquél día de 42,3 km. él la había hecho en tres días. No se quién lo hacía mejor, supongo que lo mejor es hacer cada uno lo que crea oportuno.